TODO SE REDUCE A ENERGÍA

En un principio se confiaba en una diferencia antagónica dividida en Materia y Energía. Todo aquello que contiene masa, peso, volumen y se puede palpar es considerado materia. Mientras que en el rango opuesto surgía la energía, que en muchas ocasiones se puede percibir a través de algunos sentidos pero sabemos que hay formas de energía de las cuales no somos conscientes. La energía no es creada ni destruida, es eterna, siempre fue y siempre será. Se mueve dentro de la forma, a través de la forma y fuera de la forma. Está en todo y en todos, en fin, nada más igual a la definición de Dios.

Se creía también, que la materia era divisible hasta llegar a su menor porción: el átomo. Luego fue probado que el átomo también es divisible y que se encuentra constituido por enormes cantidades de energía. Así que hilando fino, hoy en día podemos asegurar que si descomponemos la materia hasta su elemento más esencial, vamos a encontrar energía, mucha energía, vibrando a frecuencias tan bajas que nuestro cerebro interpreta como palpables, como la materia en sí.

Esto nos conduce a pensar que absolutamente todo está conformado de la misma manera, porque si nos ponemos a dividir cada una de las cosas hasta encontrar menor porción, vamos a dar con partículas, luego moléculas, luego átomos y luego energía, mucha energía. Y eso sucede con todo lo que nos rodea e incluso con nosotros mismos.

Esto supone no sólo que todo está hecho de la misma cosa si no que todo y todos SOMOS la misma cosa. Cada cosa que consumimos y cada cosa que creamos, está sujeta a la misma premisa. No sólo estamos hechos de energía si no que somos una fuente de ella. Liberamos energía en cada palabra, en cada acción y en cada pensamiento. Esta energía no tiene principio ni final, no se pierde, se transforma.

Piense en qué se transformarán entonces cada uno de sus pensamientos sabiendo que cada cosa que piensa es una liberación de energía en forma de onda que entra en sintonía con el resto del universo, que también es energía. Piense que puede obtener lo que sea transformando la energía. Cada pensamiento y cada acción es justamente eso, el manejo y manipulación de la energía infinita que compone el universo para lograr determinado fin.

La salud, el dinero y el amor, son la misma cosa, están hechos de la misma energía de la que está hecha usted y sus pensamientos. Sólo es cuestión de pensar y vivir en la frecuencia de lo que desee para atraer lo que desee.

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