Dijo José Mujica (Presidente de Uruguay)


Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.

Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer.

Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.

¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!

Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.

No porque sea elegante sino porque es placentero.

Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.

¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!

Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers.

En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos.

No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.

Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.

Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.

Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.

Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.

Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.

En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada.

LA EDUCACIÓN ES EL CAMINO

Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación.

Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar.

Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.

Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.



Pero hay que hacerlo.

Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.

Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.

Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.

Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.

Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.

Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.

Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.

Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.

O como los que vieron el fuego por primera vez.

Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.

Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.

Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.

Es abrumador.

Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.

Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.

Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.

Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.

Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.

Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.

Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.

Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.

No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.

Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.

Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica..

Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.

No hay tarea más grande delante de nosotros.

José Mujica (Presidente de Uruguay)

¿Para qué sirve la música?

En una de las primeras clases de música que tuve la oportunidad de dar a nivel grupal y en una escuela, se me ocurrió plantear al alumnado la pregunta de: para qué sirve la música y por qué nos la enseñan en la escuela. No fueron muchas respuestas las que recibí, de hecho, creo que logré que ellos se formularan la misma pregunta en su interior. Entonces para ayudar al desencadenamiento del debate pregunté y pregunto ahora: ¿Para qué sirve la matemática? Bueno, la respuesta es sencilla, la matemática es una ciencia y una herramienta que nos ayuda a resolver problemas de cualquier índole, no sólo numéricos, hay matemática en las empresas, en las industrias, las construcciones, la economía. Hay matemática en el tiempo y en el espacio, en los astros y en la naturaleza misma y hasta en el supermercado.

Entonces pregunto: ¿para qué nos sirve la geografía? Bueno, nuevamente, la respuesta es muy simple, la geografía es el estudio del planeta en que vivimos. Nada menos, con todas sus características naturales y artificiales. Desde las montañas, los ríos y los mares hasta los países, las banderas, los límites, las políticas y las culturas.

Y ahora: ¿para qué nos sirve la historia? ¿No es evidente? Quizás para entender nuestro presente y tratar de no volver a cometer los mismos errores en el futuro. Conocer los cambios del hombre en el tiempo y en el espacio. Hay historia en los barrios, en las calles, en los pueblos, las ciudades, los países y los continentes, y así estamos.

Y podría seguir nombrando cada una de las materias que nos enseñan en la escuela: idiomas, biología, física, lengua y/o literatura y en ninguna hace falta pensar mucho para darse cuenta lo útiles que son, pero volviendo, ¿para qué nos sirve la música?

Una curiosidad de la música es que además de ser el arte de combinar los sonidos, es un estudio y hasta se podría decir que una ciencia. Los compositores probamos una y otra vez la mejor forma de combinar un acorde con otro, un sonido un ritmo, y/o varios. Y en esa prueba y error que está guiada por los conocimientos, el instinto y el buen gusto se va gestando el arte de combinar los sonidos.

En la música conviven todas las disciplinas que nos enseñan en la escuela. La lengua y la literatura son la materia prima de las letras de las canciones y vaya que hay canciones con un gran contenido literario. Ni hablar de la matemática, que es la herramienta que los músicos tenemos para medir intervalos, nomenclaturar la armonía, dividir una figura en tantas partes como sea necesaria para formar un ritmo deseado, llevar el conteo de compases, y pulsos a través del tiempo, indentificar frecuencias y muchas pero muchas cosas más. En cuanto a la geografía, claro está que la música es muy distinta según de dónde provenga, y no hace falta recorrer el mundo para darse cuenta, en nuestro país nomas, podemos identificar cientos de ritmos y estilos diferentes provenientes de diversos rincones del mismo. La historia de vida de los autores, o de la sociedad en la que se gesta la música es determinante en su estilo. El blues por ejemplo nace en el sufrimiento de los esclavos negros llevados al Delta del Mississippi, mientras que la música barroca proviene de otro costado del mundo en el que la sociedad la pasaba realmente bien, es por eso que la mayoría de la música clásica y barroca está inspirada en danzas festivas. Y podría seguir ejemplificando como en este bello arte confluyen todas las disciplinas y algo más, ese algo más es lo que yo llamo inspiración, pero a eso lo dejo para otra entrada.

Imaginen un mundo sin música. Prueben de mirar una película sin música. Yo tengo la teoría de que el 70 % de todo el sensacionalismo de las películas holiwoodenses están dadas por su musicalización, que dicho sea de paso, es realmente buena sobre todo en las películas de suspenso o terror, las animadas de Disney y todas las de Tim Burton.
El mundo va creciendo, en parte, por y para la música. Cada vez se desarrollan más formatos para almacenar audio, mejores reproductores, mejores sistemas sonoros. Los recitales cada vez son más completos, con pantallas gigantes, fuegos artificiales, show de lasers y cada vez más decibeles.

La música constituye, sin darnos cuenta, una parte muy importante de nuestras vidas y eso es gracias a los locos que se han animado a romper paradigmas y transgredir las normas y a los estudiosos que se animaron a analizar y vender tales transgresiones.

La vuelta al CD


Después de tantos años "coleccionando emepetreces" piratas me pica el bicho de volver al viejo pero no obsoleto CD. Desempolvé la vieja bandeja Sony para 5 discos que alguna vez le expropié a mi hermano mayor, la desarmé, me econtré con 4 discos que había olvidado: Back in Black de ACDC, Repertorio de Jaime Roos, un compilado de música Pop de los 80 que alguna vez encontré revolviendo el canasto de las ofertas de Musimundo y Sabina y Paez. Le cambié una correa estirada que impedía que la bandeja gire para la selección de discos y voalá! ahí está la bicha, intacta y fiel como el primer día. Le prolongué el cable fuente para que me llegara a la zapatilla y aproveché a cambiarle la complicante ficha de patas planas paralelas por una con patas oblicuas. Esto evita tener que estar buscando un adaptador brasilero de los que cada vez se hace más difícil conseguir. Además odio los adaptadores, antes que comprar uno, prefiero comprar un nuevo toma-corriente y reemplazarlo.

Desconecté la compu del amplificador para reemplazar esas dos fichas RCA por las de la que salen de mi bandeja y me llevé una grata sorpresa. El sonido es realmente alucinante. Tantos años engolosinado con el formato MP3 y me había olvidado cuan diferente era la calidad de sonido del clásico Disco Compacto. Sin nada de eso de Home Theatre ni sonido 7.1 ni la mar en coche, el viejo Kenia Stereo, dos parlantes bien ubicados, el volumen al palo y a disfrutar, hasta la música más berreta suena a cine.

Y acá estoy, con unas ganas terribles de correr a la disquería a proveerme de un listado de buena música que sólo vale la pena disfrutar en el viejo formato.

El hecho de haber nacido a mediados de los 80 me ubica en una múltiple dicotomía. Primero el vinilo, luego el disco compacto, luego el mp3. Primero el Walkman, luego el Discman y ahora el mp3, mp4, mp5 y así hasta el mp10. Primero el VHS, luego el DVD y ahora el Blue Ray. Primero las antenas, luego el cable y ahora la TV satelital, el high definition y los TV planos, plasmas, lcd y los led. Es que todo avanza tan rápido que no tenemos la posibilidad de disfrutar una tecnología que ya aparece algo nuevo que lo reemplaza y que muchas veces nos demuestra que lo viejo aún siendo viejo, es mejor.

Por suerte, con el CD no pasa lo mismo que pasó con el Vinilo. El MP3 jamás reemplazará el CD. Podrá ser práctico porque ocupa menos espacio, porque puedo cargarlo en el bolsillo y escuchar en cualquier parte sin sentir que lo llevo conmigo, pero jamás igualará la calidad de sonido ni la posibilidad de "palpar" la obra del artista y conocerlo un poco más.

La informática, la cybernética, nos van quitando tiempo para muchas cosas que fuimos y tuvimos y hemos olvidado. Nos ha robado más esquinas de lo que nos ha comunicado. Nos ha hecho creer en lo virtual como real y en lo abstracto como concreto. Y así, los años van pasando y cada vez somos más siervos de la tecnología en vez de la tecnología servirnos a nosotros. No obstante me encanta y sé disfrutarla muy bien, pero pobre de aquellos que no nacieron a mediado de los 80, que apenas tienen 15 A 18 años de vida y no terminan de salir del útero tecnológico sólo porque el sistema así lo pretende.

Algunos Bloopers

El hombre rana



No hagan esto en casa



Nada es seguro



Chau pompis 1




Esto duele



Chau pompis 2



Parkour



Chau pompis 3

Acompañamiento Folclórico con Slap

A continuación les presento un método para aprender Bajo eléctrico de mi propia autoría que quizás les resulte interesante. He aquí un capítulo con patrones y líneas de bajo folclóricas basados en la técnica de slap.


Cómo saber quién lo ama de verdad

Para saber quién lo ama de verdad, realice el siguiente experimento:

1- Encierre a su perro y a su pareja en el baúl del auto.

2- Aguarde exactamente 1 hora (estrictamente; de lo contrario, el experimento es nulo)

3- Proceda a abrir el baúl.

4- Compruebe quién está feliz de verlo nuevamente...

Fútbol para los no futboleros

¿Qué le ven a este juego en el que 22 tipos corren atrás de una pelota?

Bueno, esa frase se la escuché decir a varias mujeres despechadas y celosas de este juego que atrapa la atención de multitudes. El fútbol para algunos es una ridiculez, para otros un negocio, para unos cuantos es simplemente un juego que se pone bueno cuando hay mundial o cuando juega la selección, pero para una gran mayoría es una pasión. Esa pasión con la que se nace o se hace de chiquito y se vuelca a algún cuadro que nunca va a cambiar.

Antes, nuestro país era más futbolero que ahora. Hoy preguntas de qué cuadro sos y te dicen: de tal... pero no me interesa el fútbol. Se ha ido perdiendo el entusiasmo al buen juego, a la cancha, al deporte en sí, porque el deporte mismo se ha ido deteriorando a costa de ganar o ganar.

El fútbol es comparable a cualquier cosa en la vida. Es el trabajo, el esfuerzo, el compañerismo, la pasión, la fuerza y la garra, la euforia, la tristeza y la alegría, el cable a tierra de los domingos, el trabajo en equipo y muchas cosas más.
Fontanarroza (gran futbolero) lo aseguraba en su obra "Viejo con Árbol": "está muy emparentado con el arte". En este video lo pueden apreciar.




Pero claro que como en todas las cosas, el fútbol puede ser bueno o malo, o mejor dicho, puede estar bien o mal jugado. Como una orquesta afinada y a tempo, un equipo de fútbol puede llegar a conmover con su buen juego. Y eso, como dice Cappa, es inolvidable, te podés no acordar de los resultados, de quién ganó o perdió, pero jamás te vas a olvidar de los caños, las gambetas, las jugadas y todo eso que nuestro fútbol ha ido perdiendo en la guerra con el exitismo. En este blog, propongo homenajear el buen fútbol y compartir con ustedes los motivos que me llevaron a ser futbolero, que no son precisamente las cosas que se ven en la cancha los domingos en estos tiempos que corren.