El TODO y la NADA como la misma cosa

Está científicamente demostrado que el vacío no existe. Aún en el vacío oscuro donde parece no haber nada, hay algo. Hace un tiempo se creía que en el espacio que existe entre los componentes de un átomo no había nada, así por ejemplo, entre el núcleo de un átomo de hidrógeno y su electrón había un espacio totalmente vacío sin contenido alguno. Hoy se demuestra todo lo contrario: del espacio que existe entre el núcleo al electrón hay una cantidad de energía concentrada que, de ser liberada, equivaldría al accionar de diez bombas atómicas.

Piénselo verbalmente, el hecho de decir que en el vacío no hay nada, es decir que hay algo y ese algo tiene nombre: “nada”. Ya dijimos que para el universo las interpretaciones son siempre positivas. Si él mismo tuviera que reproducir dicha oración diría: en el vacío hay nada, omitiendo el “no”.

Vayamos a un ejemplo más concreto. En música, la tarea de un compositor consiste en crear (inventar) obras musicales. A diferencias de otras creaciones, el músico no posee nada concreto, palpable o, en otras palabras, que se pueda poner en una carretilla para construir la música. Antes de comenzar, el músico cuenta con “nada”. Sólo su imaginación y las ideas que ésta pueda llegar a generarle son quienes lo harán esbozar un material. Sus herramientas pueden ser diversos instrumentos musicales, un lápiz, un papel y doce sonidos diferentes; pero no son su materia prima. El compositor deberá, a partir de la “nada”, crear “algo” y lo logrará a través del apropiado uso de su imaginación, su creatividad, su capacidad intelectual para combinar los sonidos y los ritmos; y todas estas cosas provendrán de diferentes niveles de su mente.

De la misma forma un pintor crea un cuadro surrealista, un arquitecto elabora un plano de lo que puede llegar a ser una edificación, así como también un escritor extrae sus ideas más originales de su mente y las materializa al escribirlas.

El todo y la nada son la misma cosa, la diferencia está en la forma en que la hacemos consciente. Así como la luz blanca puede sugerir la ausencia de color, un prisma de cristal puede descomponerla y mostrarnos que contiene todos los colores.

Cada pensamiento es creación. Somos una fuente de creatividad y crear es nuestro propósito en la vida. Aún de la nada se puede crear algo. Sólo basta con proponérselo, imaginarlo primero y accionar después. Es así cómo el hombre creó todo. Desde la imaginación hacía la materialización.
Todo pensamiento puede ser materializado, sólo hay que proponérselo.

Concluimos así en que no hay diferencia alguna entre la nada y el todo, sólo son términos y acepciones para polarizar conscientemente dos extremos de la misma cosa. Siempre que quiera pensar en nada pensará en al menos algo. Intente poner la mente en blanco y no pensar en nada, ya verá que está pensando en algo. Sólo aquellos que pueden lograr un gran poder de concentración y meditación pueden poner la mente en blanco, pero esto sólo es un paso previo al acceso a los niveles más profundos de nuestra inconsciencia, la cual nunca se detiene y puede evidenciarnos cosas extraordinarias.

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